Leal Luis

Destacado escritor ha radicado la mayor parte de su vida en Estados Unidos, se doctoró en Chicago y ha dedicado su vida a difundir la cultura latinoamericana y en especial la mexicana y chicana. Tiene una amplia bibliografía, entre la que destaca “El cuento mexicano” y breve historia del cuento mexicano.

Garza Hernández Jesús, Don Chucho

Nació en Linares N.L., el 30 de octubre de 1913. Trabajó para la radio en Monterrey desde 1933. Desde 1936 fue cronista deportivo bajo el seudónimo de Don Chucho. Trabajó como locutor en la XEFB desde muy joven.

En 1952 lo llamó Emilio Azcárraga Vidaurreta para que manejara los eventos deportivos en vivo, como el box, la lucha libre, los toros; y le autorizó el uso del estudio A de Televicentro.

En televisión regiomontana mantuvo el programa “Codazos” por más de veinticinco años. Una de sus últimas funciones fue la de jefe de Espectáculos del Municipio de Monterrey. Murió en Monterrey en el año de 1991.

Vargas Gómez Joaquín

Joaquín Vargas Gómez nació en Linares, Nuevo León en septiembre de 1925.

El 15 de abril de 1967 creó Stereorey, la primera estación del FM con transmisión estereofónica de toda la República.

Posteriormente a inicios de la década de los años 70 abrió más emisoras en diferentes ciudades de México como el 102.5 en Ciudad de México y Acapulco también con el nombre de Stereorey.

El nombre del grupo de las emisoras que obtuvo las concesiones para operar se llamó Frecuencia Modulada Mexicana también conocido como Stereorey – FM Globo.

En el primer lustro de la década de los años 90 nace la división de Televisión del Grupo llamándose Telerey en la ciudad de mexico, después Don Joaquín Vargas traería al país el primer sistema MMDS introduciendo bajo el nombre de MVS Multivisión.

Tamez Tamez Severiano

En el año 2016 se hizo un descubrimiento que cambiaba en algo la historia de el país, en los documentos del registro civil, se descubrieron dos actas, fechada una el 7 de Noviembre de 1859, y otra el dia 10 del mismo mes y año, la primera referente a la defunción de Severiano Tamez Tamez y la segunda por el nacimiento de María Leonor Tamez Marroquín, ambos nacidos en Allende Nuevo León.

Lo interesante de este hecho, es que dichas actas, redactadas en el mismo municipio de Allende, son un año mas antiguas que el acta considerada como la primera del país y que fue expedida el 10 de Octubre de 1860 a nombre de Jerónima Francisca Juárez Maza, hija del presidente en ese entonces, Benito Juárez.

Colmillo Indio

El indio llamado “Colmillo” es uno de los personajes mas curiosos de Allende, perdura en la historia debido a que fue un fiero opositor de los colonizadores que llegaron a esas tierras con la autorización de Don Diego Rodríguez de Montemayor quien recibió de manos del entonces gobernador del Nuevo Reyno de León, Don Martín de Zavala la merced para fundar el Valle del Guajuco.

Era precisamente el Indio Colmillo quien lideraba a los indios huachichiles en el área del Rio Ramos, específicamente en el lugar conocido como Ojos de Agua El Colmillo asi como en el cerro hoy llamado “El Colmillo”

Alanís Marroquin Sergio

Nombre: Sergio Alejandro Alanís Marroquín
Fecha de Nacimiento: 17 de Octubre de 1966

Trayectoria Académica 
Institución: UANL Preparatoria terminada

Seminaros y Diplomados: 
2006 Diplomado Bienes Raíces; Tecnológico de Monterrey
2006 The Challenges of Mexico´s Future: Leadership and Performance Strategies; Jhon F. Kennedy School Of Goverment.

Iniciativa Privada: 
Socio diversas Empresas en Allende, Nuevo León.
Presidente Cámara Nacional de Comerco Allende, Nuevo León 1995-1996.
Consejero por Nuevo León de CONCANACO-SERVYTUR.

Servicio Público:
Presidente del Club Rotario de Allende Nuevo León 2001.
Presidente Municipal de Allende Nuevo León 2003-2006.
Director General Sistema de Caminos Nuevo León 2006-2009. 
Presidente del H. Congreso del Estado de Nuevo León LXXII Legislatura

Cargos Partidistas:
Consejero Político del PRI en el Estado de Nuevo León.
Coordinador de Acción Popular del PRI en Allende Nuevo León.

Alanís Flores Glafiro José

Nació en Allende, Nuevo León, el 25 de mayo de 1944. Es biólogo por la Universidad Autónoma de Nuevo León y tiene una Maestría en Ciencias, con especialidad en Botánica, del Colegio de Posgraduados Montecillos, en el Estado de México. Hizo una especialidad en Utilización de Sensores Remotos para evaluar recursos naturales, en la Universidad de Nuevo México, en los Estados Unidos. Actualmente realiza estudios de doctorado en la UANL.
 
 Ha sido catedrático en la Escuela Normal Superior del Estado de Nuevo León; en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; en la Universidad Antonio Narro de Saltillo y en las facultades de Agronomía, Ciencias Forestales y Ciencias Biológicas de la UANL.
 
 Pertenece al Colegio de Biólogos del Estado de Nuevo León; a la Sociedad Mexicana de Cactáceas y Suculentas; a la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos; a la Asociación Mexicana de Arboricultura; a la Sociedad Mexicana de Botánica y a la International Society of Arboriculture.
 
 Ha recibido diversos premios y distinciones: en 1991 la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos le dio un reconocimiento como fundador de la Comisión Técnica para determinar los coeficientes de agostadero en la República Mexicana; en 2003 el Consejo Estatal de Flora y Fauna de Nuevo León le dio la “Presea al Mérito Pro Flora y Fauna Silvestre de Nuevo León” y en 2003 la UANL lo nombró profesor emérito.
 
 Asimismo en 2003 obtuvo el “Premio Estatal de Ecología” que da la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas y en 2004 el Ayuntamiento de Monterrey le dio las “Medallas Monterrey al Mérito Ecológico” en las categorías de Paisaje Urbano y Fomento Ecológico.
 
 Es autor de los libros Flora de Chipinque; Vegetación y Flora del Estado de Nuevo León y Flora Nativa para reforestación Urbana, ambos editados por la UANL; autor y coautor de 8 capítulos en libros y autor y coautor de 50 artículos científicos publicados en revistas especializadas nacionales y extranjeras, como: “Plantas Nativas Usadas como Alimentos, Condimentos y Bebidas de las Comunidades Vegetacionales Desérticas o Semidesérticas en Nuevo León, México” en la revista Salud Pública y Nutrición y “Distribución Relictual del Bosque Mesófilo de Montaña (BMM) en el estado de Nuevo León” en Tópicos Selectos de Botánica.
 
 Glafiro Alanís comenta que su orientación y vocación hacia los recursos naturales y en especial al estudio de las plantas fue motivado por su padre José Alanís Marroquín (finado), quien al ser agricultor le enseñó a valorar los bosques y sus plantas, así como por la influencia del doctor Eduardo Aguirre Pequeño. Por ambos, dice, soy biólogo.
 
 Ya titulado trabajó como maestro en la preparatoria No. 1 de la UANL y en la Escuela Normal Superior del Estado. En 1970 ingresó a la Facultad de Ciencias Biológicas como maestro de tiempo completo y en 1981 se trasladó al Instituto de Silvicultura y Manejo de Recursos Renovables de la UANL, en Linares, N.L., donde fue profesor y director de la Facultad de Ciencias Forestales. A Ciencias Biológicas regresa en 1994 como maestro investigador. Ahí permanece.
 
 Ha realizado investigación en las áreas de botánica florística y ecología, siempre enfocada al manejo racional de los recursos naturales del noreste de México. Resultado de ella son los libros, los capítulos en libros y los artículos científicos que ya mencionamos.
 
 Es de anotar que el doctor Alanís actualmente realiza una evaluación de la importancia del manejo y conservación de los matorrales existentes en el noreste de México.

Flores Salazar Armando V.

Nació en Allende, Nuevo León, el 5 de abril de 1941. Hizo sus estudios profesionales en la Universidad Autónoma de Nuevo León, por la que es arquitecto y tiene una Maestría en Ciencias por la misma institución. De la Universidad Nacional Autónoma de México obtuvo el Doctorado en Arquitectura, primero otorgado para el norte del país. El año 2003 la UANL lo designó Profesor Emérito.
 
 Ha sido catedrático en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; en la Universidad de Monterrey y en la UANL, de la que es actualmente maestro de tiempo completo y director de Investigaciones en Arquitectura. En el sector público fue, de 1969 a 1972, director de Proyectos en la Dirección de Obras Públicas del Municipio de Monterrey.
 
 Es autor de los libros “CALICANTO. Marcos Culturales en la Arquitectura Regiomontana, Siglos XV al XX” (1988), distinguido con el Premio CEMEX y el Calli de la X Bienal de Arquitectura de Nuevo León; “Arquitectura. Modelo para el estudio de la arquitectura como cultura” (2001) y “Ornamentaria. Lectura Cultural de la Arquitectura Regiomontana” (2003).
 
 Asimismo es coautor de varias obras como “Etcétera” (1992) con Fernando Garza Quirós; “Educadores de Nuevo León” (1996) con Juan Antonio González Aréchiga; “El Obispado a través de la historia” (1999) con Carlos Pérez Maldonado y “Apreciación de las Artes”, con Genaro Saúl Reyes.
 
 A lo largo de su vida ha sido y/o es académico emérito de la Academia Nacional de Arquitectura; presidente del Consejo Cultural de Nuevo León; miembro del Partner of The Americas; miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II; presidió, con don José Calderón, la Sociedad de Amigos del Obispado y fue presidente del capítulo Monterrey y de la Academia Nacional de Arquitectura.
 
 Ha recibido los siguientes premios: cuatro Calli del Colegio y Sociedad de Arquitectos de Nuevo León (años 1995, 1999 y dos en el 2001) y dos premios CEMEX, uno en 1994 y otro en el 2000, ambos por investigación en el campo de la arquitectura.
 
 Él dice haberse influido en su vocación de arquitecto por el hecho de que sus dos abuelos y sus padres construyeron sus propias casas, lo que lo hace parte de una familia de constructores. A partir de ahí, su trabajo tiene total compromiso con la cultura del lugar y con la arquitectura como elemento de identidad de sus usuarios, independientemente de que el edificio sea público o privado.
 
 De ahí resulta también que su trabajo como arquitecto no es prioritariamente económico, sino un objeto de estudio desde la prefiguración junto con el usuario para darle forma en el papel, hasta todo el proceso constructivo e inclusive cuando el edificio está ya habitado. Sin esta premisa, dice, nunca he construido una casa o un edificio.
 
 En síntesis, para mí, la arquitectura, concluye, es motivo de estudio, de reflexión, de correspondencia con los usuarios, pues las casa, los edificios, se convierten en objetos documentales que hablan de tradiciones y costumbres, pero también de economía, de temores y de fantasías.
 
 A partir de que concluyó sus estudios, se ha dedicado al diseño y construcción de residencias y edificios comerciales, religiosos y educativos. De los edificios públicos sólo mencionamos: el diseño y construcción del Palacio Municipal de Garza García; el edificio de la Facultad de Artes Visuales de la UANL y el edificio social del Mercado de Abastos Guadalupe.
 
 En cuanto a su obra arquitectónica religiosa, subrayamos el diseño y construcción de la iglesia “De la Natividad de María” en Urapichu, Michoacán, y la restauración y ampliación de la iglesia de “San Pedro Apóstol”, en Allende, N.L.; la de “Guadalupe”, en Higueras, N.L.; la de “San Francisco”, en Apodaca y “La Asunción”, en Marín.
 
 Ha realizado investigación en las áreas de arquitectura, artes visuales, cultura regional y sobre el binomio arquitectura y cultura. Resultado de ella son los libros que ya mencionamos y numerosos artículos en revistas especializadas.

Mendez Cavazos Julio Cesar

Nació en Allende, Nuevo León en 1940. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Becario del Centro de Escritores de Nuevo León en la generación 1991-1992. Miembro del Colegio de Historiadores del Periódico El Norte de 1995 a 1996. Tiene tres libros de relatos publicados: Platos de segunda mesa, Cuentos platicados y Relatos santacatarinenses I. Ha publicado en siete libros colectivos y en casi todos los periódicos de Monterrey y en buen número de las revistas culturales o políticas del estado. Socio fundador del Consejo Promotor del Arte y la Cultura en Santa Catarina, A. C., del Consejo de la Crónica del mismo municipio y de Guardianes de La Huasteca, A. C. Ha sido director de dos periódicos universitarios y de algunas publicaciones marginales como El Chile Acostado (1995). Desde 1996 edita el periódico mensual El Santacatarinense. Actualmente está jubilado como maestro de la UANL y vive en Santa Catarina, Nuevo León.

Chávez Chávez Porfirio (Pilo)

“La diferencia básica entre un hombre ordinario y un guerrero, es que un guerrero lo toma todo como un desafío, mientras que un hombre ordinario toma todo como una bendición o como una maldición”.

Los ojos del pequeño niño miraban con intensidad y emoción los pantalones de pechera que se exhibían en la tienda, en su interior se veía a si mismo engalanado con esa prenda, que sería la envidia de sus amigos.

Muchos días en sus sueños se repitió la escena de los pantalones de pechera, esa prenda se volvió en el casi una obsesión.

El día que le dijo su padre que se los compraría si le ayudaba en la cosecha, el niño dio un gran salto de emoción, no lograba creerlo todavía.

A pesar de su corta edad, trabajó al lado de su padre en la cosecha, con ahínco, con perseverancia, casi con furia, por la emoción de sentir pronto realizado su sueño.

El día esperado con tanto anhelo, por fin llegó, con sus ropas limpias y bien peinados, ambos, padre e hijo se presentaron a recibir el pago de sus esfuerzos.

El padre del niño, como hombre de probada responsabilidad, se dirigió a la tienda donde obtenían fiado el alimento de la familia mientras terminaba la cosecha. El propietario de la tienda saco la libreta y empezó a realizar las sumas de la deuda, día por día. Finalmente el tendero terminó sus operaciones y se las presentó al deudor, la cara de este ultimo, poco a poco fue abandonando la sonrisa que tría marcada, y el niño, como presintiendo algo malo, también asimiló en su rostro un rictus de angustia.

El sueño de los pantalones de pechera se había esfumado, el producto del trabajo de ambos, no logró ni siquiera cubrir el adeudo de los alimentos.

El niño que soñaba con los pantalones de pechera, se llamaba Porfirio Chávez Chávez, quien vio los primeros rayos de luz en un jacal con pobreza extrema, su padre, Juan Chávez Mireles era un jornalero que mantenía a su familia realizando trabajos diversos, pero principalmente en la agricultura y la pizca de la naranja, que en esos tiempos estaba en auge en Montemorelos. Su madre, Doña María Elena Chávez, sin saber siquiera leer y escribir, era una comerciante nata. Se presume que de su madre, Porfirio heredó su pasión por el comercio.

Se dice que doña María Elena, a pesar de su impedimento para la lectura y escritura, se ingeniaba para ayudar a su marido vendiendo maíz, para lo cual, compraba en la tienda un kilogramo de azúcar que le servía de referencia para hacer una balanza rustica, colgaba por un lado el azúcar que había adquirido y por el otro lado el maíz que vendía, cuando ambas partes se nivelaban el kilogramo estaba asegurado.

La estrechez económica de la familia le impidió a Porfirio aspirar a muchos estudios, cursó hasta el quinto año de primaria.

Como en tantas familias humildes de México y el mundo, la carencia de casi todo, obliga a los infantes a unirse a las actividades laborales desde muy temprana edad, dejando en el olvido los juguetes y los sueños de la infancia, Pilo desfiló por un sinfín de empleos.

Por dentro, sentía la imperiosa necesidad de salir de la pobreza que lo ahogaba a él y a los suyos.

Su sueño ahora era convertirse algún día en empresario, igual que los patrones a quien en ese entonces servía.

La oportunidad se presentó en el año de 1954, cuando Juan Chávez Martínez, tío de el, le propuso que trabajara en un estanquillo que se encontraba ubicado en la plaza Hidalgo. La suerte se encontraba de su lado y no la desperdiciaría, venciendo la pena, recurrió al Sr. Leoncio Moya Pérez, Loncho Moya como se le conocía, quien al ver el entusiasmo del muchacho, generosamente aceptó prestarle 40 pesos de aquellos para iniciar el negocio, dinero que Porfirio empleó para comprar mercancía- Por el local no se preocupó, porque convino liquidarlo en pagos con el propietario.

Fue así como el 1 de Enero de 1955 nació la que hasta nuestros días, lleva por nombre “Refresquería Pilo”.

Fueron 10 años de intenso trabajo familiar en la Plaza Hidalgo, hasta que en el año de 1965, las autoridades decidieron retirar de la plaza los comercios que en ella existían.

Así como en sus inicios la suerte le ayudó, en esta ocasión parecía que se coludía para impedirle el progreso con que soñaba.

Agobiado por las enfermedades que aquejaban a sus padres y cargando sobre la espalda una deuda que había contraído para mejorar el estanquillo y arrastrando dos infructuosos meses de búsqueda de local para su negocio, Pilo sentía que su vida se derrumbaba.

Pero como siempre le sucedió, la luz emergió de las sombras que lo cobijaban, y así, de pronto surgió la oportunidad de ocupar el lugar que en ese entonces pertenecía a la frutería “La Victoria”, precisamente en el lugar donde, desde entonces y hasta la actualidad, se encuentra ubicada la refresquería.

Para lograrlo, requería no un simple préstamo, necesitaba un crédito bancario que apuntalara la inversión. Por ese entonces los bancos no prestaban a cualquier ciudadano, requerían el aval de una persona con probada solvencia, fue así como decidió molestar a su amigo Jesús “Chuy” Ancer, quien sin ninguna duda, acepto estampar su firma de aval para el préstamo de $ 5,000.00 que le otorgó el ya desaparecido Banco Nuevo León.

Desde hace 55 años, la “Refresquería Pilo” ha sido testigo de romances que terminan en matrimonio, de amistades que se estrechan frente a una limonada, de festejos de cumpleaños, aniversarios y muchos mas.

La inquietud comercial de Pilo, siempre lo condujo por los senderos de la innovación y la novedad. Para elaborar los productos de hielo molido requería de ese producto esencial. Cuando inició no existían fábricas de hielo en Montemorelos, así que tenia que comprárselo a un negocio que lo expendía condicionado a la venta de cerveza. Pilo utilizaba solo el hielo, y los cartones de cerveza se iban acumulando en un rincón, hasta que las regalaba o vendía a menos del costo comercial.

Debido a esas limitaciones, Porfirio decidió poner su propia fábrica de hielo, en un principio para su uso exclusivo y, posteriormente para su venta al público, que hoy se expende y reparte en diferentes presentaciones.

También preocupado por la salud de su clientela, se propuso purificar el agua que utiliza en sus principales productos, y como en el caso del hielo, hoy se expende al público en toda la región.

La pureza del agua le valió para recibir varios reconocimientos a nivel nacional, y su pureza también la avala una prestigiosa organización norteamericana.

Como muestra de su honestidad, basta decir que una comercializadora le ofreció, por intermedio de uno de sus hijos, distribuirla a nivel nacional, con la condición que sacrificara un poco de calidad para abatir costos.

 Porfirio le preguntó al hijo que había recibido la propuesta de la comercializadora, que  si podía hacerle un favor, a lo que el hijo contestó de inmediato que si. “El favor que te pido, es que ni en vida, ni al momento que falte yo, sacrifiques la calidad y el prestigio de nuestros productos a cambio de dinero”, y así continua distribuyéndose el agua y el hielo, solo en la región.

Pero “Pilo” Chávez no era solo refresquería, agua y hielo, Pilo era un entusiasta masón con altos grados, un amante y practicante de la oratoria, un hombre con gran corazón, “ayudador”, como muchos decían.

Llegó a ser regidor en una administración municipal, cargo que aprovechó para extender sus bondades a mucha gente del pueblo.

 Su actuación ejemplar no solo fue en los negocios, la terapense Irma Angélica Martínez, esposa de Porfirio y sus tres hijos, dos varones y una mujer expresan innumerables relatos de su vida familiar, y con ellos, vierten el amor y respeto que le profesaron y que aseguran ellos, perdurará durante sus vidas.

Hoy, año 2010, ya no se escucha en la “Refresquería Pilo” la fuerte voz de Porfirio ordenando una “Rusa”, un “Cañón”, una “Chamoyada” para alguna de las múltiples mesas que tiene el negocio, pero perdura el recuerdo de aquellas gentes que disfrutaron de sus ratos de ocio en el lugar y de aquellos que se beneficiaron con su generosidad.

“Don Pilo” falleció victima de una enfermedad en el año de 2008.