Parás Ballesteros José María

Hijo de don Vicente Parás y de doña María Guadalupe Ballesteros, José María Parás nació en San Mateo del Pilón (Montemorelos, N.L.) el 16 de abril de 1794. Realizó sus primeros estudios en el Seminario de Monterrey, donde llegó a ser alumno y catedrático simultáneamente; terminó su preparación académica en la Ciudad de México.

Hacia 1824 ya había alcanzado el grado de capitán de infantería y era alcalde del Valle del Pilón. Ese año se promulgó la Constitución Federal y Nuevo León nació como un estado integrante de la República. Como tal, debía contar con su propia Carta Magna y Parás fue uno de los once diputados que formaron parte del primer Congreso Constituyente local, que el 5 de marzo de 1825 promulgó la Constitución del Estado.

Ese año resultó electo primer gobernador constitucional, cargo en el que desempeñó hasta 1827. Durante su administración dispuso el establecimiento de una casa de beneficencia para la educación de los pobres y la enseñanza de las artes y la pequeña industria. Creó las Juntas Patrióticas; impulsó la minería y la agricultura; estableció la imprenta del gobierno y publicó el primer periódico oficial: La gaceta constitucional. Asimismo, erigió las municipalidades de los Alamos, Salinas, Victoria y Villa Aldama.

A fin de impulsar la calidad de la enseñanza, habilitó el Seminario de Monterrey como universidad, por lo que pudieron impartirse desde entonces grados superiores. Además, fue durante la gestión de Parás que se dictó en Nuevo León la Ley de Instrucción Pública (1826), que dispuso la educación primaria obligatoria y gratuita.

Al concluir su mandato, en 1827, José María Parás fue nombrado vicegobernador para el segundo período gubernamental de Nuevo León. Posteriormente le asignaron la inspección y organización de las fuerzas militares de varios distritos y en 1830 fue diputado en el Congreso federal, amen de ocupar en diversas ocasiones la alcaldía de su ciudad natal, en donde también se distinguió por su entusiasmo y por haber servido a los intereses públicos.

En febrero de 1848, una vez concluida la invasión norteamericana y celebrada la paz entre México y los Estados Unidos, Parás volvió a ocupar el cargo de gobernador, gracias a la trayectoria seguida durante su primera administración y a sus méritos en otras asignaciones. Este periodo terminó el 16 de febrero de 1849 y al día siguiente fue reelegido gobernador constitucional.

Durante estos dos períodos gubernamentales, José María Parás realizó un intenso trabajo administrativo, básicamente dirigido a fomentar el desarrollo comercial de la entidad mediante la abolición de las alcabalas -que impedían la consolidación del mercado local y regional- y el mejoramiento de los caminos que conectaban localidades del Estado entre sí y con otras vecinales.

También fortaleció la instrucción pública; organizó nuevas milicias para repeler las incursiones de los indios -que seguían constituyendo una amenaza para los habitantes de Nuevo León-, e inició la reglamentación del rastro de la ciudad de Monterrey.

La intensa labor de reconstrucción que llevaba a cabo don José María Parás -después de tantos años de perturbaciones políticas y tras los destrozos causados por la guerra con Norteamérica- fue suspendida por su precario estado de salud, que le obligó a pedir licencia por seis meses a partir del 14 de enero de 1850. Antes de retirarse, dictó las medidas necesarias para evitar la epidemia de cólera que por aquella época azotaba al país, y dispuso la creación del municipio de Mier y Noriega.

No obstante la atención de que fue objeto, José María Parás falleció el 18 de febrero de 1850. Sus funerales fueron muy concurridos y se le sepultó en la catedral de Monterrey, donde se le rindieron solemnes honras fúnebres. En su honor fue creada la municipalidad de Parás. De él se dijo alguna vez que su gobierno y presencia tuvieron “un sello benigno y patriarcal”, de “autoridad y rectitud”.